viernes, 8 de febrero de 2013

Sonrisas erasmus.

Pienso a menudo que esto no se va a repetir.
Nunca.
No así.

Que deberíamos ponerle banda sonora.
Que deberíamos fijarnos en cada pequeñísimo detalle. Mirarlo todo, disfrutarlo todo. Absolutamente todo. Las calles tan blancas llenas de nieve. Las nevadas. Los semáforos apagados por la noche. La lluvia, el no sol. Los paseos por el centro. El frío y la increíble catedral. Por dentro y por fuera. Los amigos ajenos que van y vienen y con los que conectas rápidamente. Los alemanes a los que no entendemos. Los cumpleaños y las cenas. Los autobuses haciendo los mismos recorridos cada mañana a la misma hora. Los trams volviendo cada noche y esa calle oscura. La porquería de comida. Las risas y los estreses. Conocer gente nueva todo el rato, y de cualquier parte del mundo. La maldita maravillosa rutina.
Pienso a menudo que más pronto que tarde lo estaremos echando de menos.

Que deberíamos escribirlo.

Que el tiempo vuela y que estaremos mirando para atrás en unos cuantos días y que me faltará hasta este colchón de mierda.
Que me faltará escuchar italiano, inglés, alemán, o incluso catalán, según quién hable y con quién. Que me faltarán los cero grados y que se me habrá olvidado, como todo lo malo se olvida, los detallitos que tanto odio ahora y que tanto me hacen cabrearme.

Pienso a menudo en el y después qué, y a veces nos imagino pasando fotos con música de fondo y recordando aquellos tiempos.
Que, de verdad, no quiero que dejemos de vernos.
Aunque tenga que ser a través de pantallas.
Que esta realidad paralela se acabará y volver al mundo real será raro.
Que echo mucho de menos a mucha gente pero también sé que echaré mucho de menos a mucha gente.

Pienso a menudo que este es nuestro año. Que siempre lo recordaremos como el año. El año que viví en Alemania. Que me suena bien y que me siento orgullosa de haber sido capaz de hacer esto que tanto miedo me daba.
Y con el tiempo sonará mejor. Aunque nostálgico.

Que somos unos auténticos privilegiados y muchos no se dan cuenta. Yo lo valoro, cada día. Creo. O eso intento. Cada vez que me bajo del tranvía y ando por estas calles tan diferentes a las españolas pienso que esto es impagable. Que esto es una vez. Y que si es más veces, no lo podemos saber.
Que todo intento de describirlo no sale todo lo bien que me gustaría.

Pienso a menudo que algún día volveremos. Y que si es por separado, dolerá. Porque no me imagino Bremen sin vosotros.
Pienso, de verdad, que la vida está en valorar los pequeños detalles. Sólo así se aprovecha al máximo.
Un tranvía vacío a la una de la mañana. Alejándose cual fantasma en la oscuridad y la niebla. Una terminal de aeropuerto vacía y en silencio.  Escuchar alemán concienzudamente y pillar sólo dos palabras. Oír música y no saber de dónde viene. Ver beber cervezas en tazas de café. Ir pisando nieve al ritmo del emepetrés. Pisar hielo y que cruja. Ver nevar. Escuchar a un tío tocando la marimba. La música callejera. Mirar a través de las ventanas sin cortinas. Escribir. Crear. Motivar. Ilusionar. Largas conversaciones sobre todo y nada.

Calles vacías.
Y casas llenas de gente.

Sonrisas erasmus.

7 comentarios:

  1. Genial texto..muy del alma..con la actitud espiritual correcta, esa de estar atenta a todo detalle,a atesorar los momentos, a cada sensación, a todo eso que esta afuera, que a su vez esta adentro, por lo cuál lo puedes recrear en otro lugar o momento, si lo quieres...
    Genial texto..
    Bendiciones..

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  2. Guau. Coincido contigo en los pequeños detalles. A mí también me cuesta darme cuenta de los privilegios de estar en una ciudad que no es la mía. Me ha recordado a esos primeros diez minutos de Amelie donde escrutaba cada ínfimo detalle de cada persona y el mundo de esa persona que es tan inefable...

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    1. Me acuerdo mucho de ella últimamente :)
      Sobre todo me encanta ese momento en el cine: mirar a los que miran. Yo soy feliz con esas pequeñas cosas, veo... no sé, cosas profundas en cosas muy simples, no sé si es una tontería o si la gente piensa igual, pero me gusta :)

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  3. Que bonito todo lo que has escrito, irse de eramus debe de ser una experiencia unica. El año que viene me voy a Belgica (de erasmus tambien) y la verdad es que estoy acojonada xD
    Ojala me vaya tan bien como a ti.
    Un beso!

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    1. Al principio antes de irse son todo miedos, al menos en mi caso... Pero luego la experiencia es totalmente unica, merece la pena si o si, se lo recomiendo a todo el mundo sea donde sea y cuando sea... Y estoy solo a la mitad!

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